El aprendizaje de por vida y la inteligencia múltiple | Revista Magna

Howard Gardner desarrolló en 1983 la Teoría de las inteligencias múltiples como contrapeso al paradigma de una inteligencia única.

Por Ana Virginia Lona

psicologia-y-mente-net

Gardner propuso que la vida humana requiere del desarrollo de varios tipos de inteligencia. | Imagen: psicologiaymente.net

Cuando vemos a un niño que trabaja en lugar de jugar e ir a la escuela, nos desgarramos las vestiduras: todos conocemos muy bien la importancia de la educación formal y del juego, que es aprendizaje informal.

Ahora, cuando tenemos que hablar del aprendizaje de los adultos, ahí nos ponemos implacables: “Si no finalizó la secundaria, ¿para qué va a estudiar ahora?”, “Por favor, ¿para qué estudiás una carrera universitaria o hacés ese curso inservible? Mejor tomá ese trabajo, sabemos que es horrible pero te vas a poder comprar un nuevo celular”, “No te da la cabeza para estudiar eso” o “¿Para qué leés esos libros aburridos?” son algunas de las frases desalentadoras que decimos o escuchamos.

¿Cuántos de ustedes escucharon frases similares? Posiblemente muchos. Y seguramente los han amargado. Es por ellas que luego surgen otras que nos repetimos a nosotros mismos: “Ya soy grande, ¿para qué voy a estudiar?”, “Qué vergüenza ser el mayor en el grupo de estudio del curso” o “No me da la cabeza para aprender”.

¿Quién dijo que los adultos dejamos de aprender al terminar la educación formal? Bueno, al parecer la sociedad lo indica así por prejuicio y porque el ámbito laboral no siempre lo permite pero esto no quiere decir que no podamos continuar aprendiendo cosas nuevas o desarrollando los conocimientos que ya poseemos. De hecho, aprender toda la vida es lo que propone un psicólogo e investigador que elaboró la Teoría de las inteligencias múltiples, Howard Gardner.

La teoría de este profesor estadounidense da por tierra la ya ponderada inteligencia única y fija que sólo pertenece a un grupo de personas muy reducido. Caen también con esta propuesta las ponderaciones que se le hacen a la evaluación de un tipo de inteligencia sobreidentificada con los conocimientos impartidos en la educación formal: el famoso test de coeficiente intelectual. Éste, según Gardner, sólo sirve para medir y hasta predecir el desempeño académico en las áreas de conocimiento en las que las instituciones forman a sus estudiantes.

La nueva perspectiva sobre la inteligencia humana que investiga Gardner reconoce la importancia de las habilidades menospreciadas o infravaloradas en las instituciones académicas que favorecen, igualmente, el desarrollo de las personas en su relación tanto inter como intrapersonal. Las que se revalorizan son habilidades tan importantes en la vida social como individual: qué tan bien nos desenvolvemos en grupo, cómo nos llevamos con la música o las artes plásticas, cuán fácil nos es interpretar la emoción ajena, entre otras capacidades que se valoran poco en ámbitos formales. Estas habilidades están clasificadas en ocho grupos de inteligencias: la espacial, la corporal kinestésica, la musical, la lingüística, la lógica-matemática, la intrapersonal, la interpersonal y la naturalista1.

La espacial es la habilidad relacionada con el entorno espacial a larga escala y también con formas más pequeñas.

La corporal kinestésica es la que se relaciona con el cuerpo o partes de él para desarrollar, resolver situaciones o problemas o crear productos.

La musical se refiere a la sensibilidad y expresión rítmica, tonal, melódica y a todo lo relacionado con la música.

La lingüística, por su parte, tiene que ver con el lenguaje y la capacidad para comprender el orden y el significado de las palabras en la lectura, la escritura, al hablar y escuchar.

La lógica-matemática, como su nombre lo indica, apunta a describir aquella inteligencia que se desarrolla en el ámbito de los símbolos y la lógica.

La intrapersonal es también un tipo de inteligencia infravalorada y tiene que ver con poder reconocer y comprender los propios sentimientos y emociones.

La interpersonal, que guarda una relación estrecha con la anterior, es la capacidad emocional y empática para leer las intenciones y los deseos de los demás, aunque se los hayan ocultado.

La naturalista describe la capacidad para distinguir los elementos de la naturaleza.

Nadie es poseedor de una única habilidad sino que, al contrario, todos experimentamos el mundo utilizando de manera combinada las diferentes habilidades2.

No hay ninguna razón por la cual aquellas que hemos desarrollado más, sea por el motivo que fuere, deban quedar encalladas en el momento en que hemos alcanzado nuestro objetivo laboral o académico. De hecho, si no continuamos formándonos en las diversas capacidades quedamos desactualizados en los nuevos conocimientos de nuestro interés y de los que el mundo cambiante exige.

Gardner plantea que, en los últimos años, todas las tareas requieren de trabajo en equipo y lo óptimo, tanto para mejorar nuestro desempeño en el área que nos interese como para lograr el objetivo planteado, es trabajar en colaboración con personas con habilidades diversas y distintas a las de uno.

Las habilidades que tenemos más desarrolladas también pueden anquilosarse y otras que tenemos menos desarrolladas, pueden disminuir mucho más todavía. El investigador asegura que nunca es tarde para desarrollar alguna. Lo importante es dar el paso y comenzar a hacerlo. El mundo cambia constantemente y las exigencias en todos los órdenes de la acción humana lo hacen también.

El psicólogo estadounidense propone que cambiemos nuestra visión del aprendizaje por uno que se realice de por vida3, de manera tal que nuestras habilidades marchen al ritmo de este mundo en constante transformación pero sin dejar de lado ninguna habilidad en detrimento de otras. Por supuesto que no se puede ser bueno en todo pero una buena educación debería valorar todas las capacidades, no sólo las que son funcionales a una visión mercantilista del mundo.

Para lograr cambiar nuestra actitud frente al aprendizaje para toda la vida, sea formal o informal, debemos desarrollar la inteligencia intrapersonal. Es decir, debemos conocer nuestras propias emociones, sentimientos e ideas para evaluar en qué situación nos encontramos, qué queremos cambiar y qué no. Luego de esta autoevaluación, podremos dejar fuera de nuestra mente ideas que nos paralizan y reprimen. Si somos más grandes que la mayoría de los que asisten a un curso de guitarra, ¿qué más da?


1. Componentes de la inteligencia múltiple (en inglés).

2. Inteligencias Múltiples: La teoría en la práctica de Howard Gardner.

3. De las inteligencias múltiples a la educación personalizada en rtve.es por EduardPunset (Redes).

Publicado en Revista Magna.

Dejá un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.